miércoles, 10 de septiembre de 2014

EY prevé un crecimiento entre el 7% y 8% anual en el sector gastronómico en el Perú

En el marco de la realización de la feria gastronómica Mistura, Paulo Pantigoso, country managing partner de EY – antes Ernst & Young–, dictó una charla sobre el Clima de Negocios e Inversión en el Perú para una delegación de empresarios gastronómicos provenientes de Estados Unidos, Chile, Honduras y Cuba. La presentación incluyó datos clave del sector y proyecciones para fortalecer el conocimiento de los asistentes, resaltando que el sector crece en el Perú a un ritmo de entre un 7% y 8% anual, aproximadamente.

El emprendedurismo juega un rol fundamental en este sector en particular ya que, por ejemplo, se puede notar una duplicación del número de sangucherías y cafeterías en tan solo cuatro años. Además el 45% de los emprendedores no pasan de los 25 años de edad y 54.3% de emprendedores en el sector son mujeres, con un 45.4% de éstas con título universitario. Además, nos hemos consolidado como el primer país exportador de plátano orgánico en el mundo.

“Perú mantiene un ritmo estable de crecimiento en el sector y es una verdadera oportunidad de inversión en el país. La gastronomía peruana es una de las más renombradas a nivel mundial y un recurso valiosísimo para el país, por lo que debe aprovecharse al máximo. Toca ahora acoplar un buen cluster gastronómico donde los intereses públicos y privados se entrelacen de verdad”, comentó Pantigoso.

Al respecto, el ejecutivo precisó que “en la actualidad la exportación de insumos que, por ejemplo, el Japón ha desarrollado para el consumo de 'su' cocina japonesa en el mundo, es cerca de 20 veces el total de las agroexportaciones anuales peruanas, por lo que la bandera insignia de la gastronomía peruana bien podrá ser un real motor demandante de nuestros insumos, creando una efecto de pull sobre nuestra producción de insumos en el campo”.

Pantigoso destacó, además, que los principales retos que deben enfrentar los empresarios gastronómicos en el país incluyen obstáculos como la “tramitología y el cumplimiento de normas”, las autorizaciones municipales y la escasa especialización de personal experto en etiqueta. Sin embargo, se pudo resaltar también los principales productos de exportación por los que es reconocido el país, entre los cuales se encuentran el cacao, la  lúcuma, la maca, la quinua, el espárrago, el café, la páprika y los berries como producto emergente, entre otros.

martes, 9 de septiembre de 2014

Adex: Crecimiento del Perú requiere de profundas reformas tributaria y laboral

El comportamiento mensual de las exportaciones hasta el séptimo mes del año no hace más que afirmar su tendencia decreciente, es así que la Asociación de Exportadores (Adex) reajustó su proyección para este año, de una caída de -5.9% a -7.7%, explicado por la caída de la oferta tradicional y de la manufactura peruana.

La Gerencia de Estudios Económicos del gremio empresarial proyecto que los envíos tradicionales caerían en -11.8% y las no tradicionales compensarían parcialmente esa contracción al obtener un pálido crecimiento de 3.9%.

Esos índices también determinarían una menor actividad económica que en julio cerró con un modesto crecimiento de 2%. “Al cierre del año, nuestra economía difícilmente superará el 3.5%”, estimó el presidente (e) de Adex, Gastón Pacheco.

Ante ese escenario, solicitó poner en marcha las reformas tributaria y laboral, que tarde o temprano se tendrán que implementar si es que realmente se desea que el país retome la senda del crecimiento.

Pacheco opinó que el esfuerzo del país debería centrarse en lograr una recuperación sustancialmente diferente para los próximos años. “Al empresariado exportador le preocupa que, a pesar de los anuncios del Plan de Diversificación Productiva, la estrategia de recuperación se concentre en reactivar la producción minera, en incentivar la construcción y en la expectativa de un mejor desempeño de la economía global, postergando la necesidad de introducir las mencionadas reformas”, dijo.

Informalidad
Enfatizó que no se trata solo de lograr una mejora en las estadísticas de la producción sino de alcanzar una recuperación sostenida y un posicionamiento dentro de las nuevas oportunidades que se generan en el mercado internacional.

“Creemos que la economía peruana requiere de una mirada diferente. Si un 87% de las unidades productivas del país y un 74% de los trabajadores son informales, entonces, concluiremos que la política formal del gobierno actúa solamente sobre la cuarta parte de la economía, por lo tanto, su efectividad será mínima”, apuntó.

Por otro lado, refirió que para que una economía crezca se necesitan mercados e inversión. “Lamentablemente, las mismas políticas que empujan al peruano hacia la informalidad son las que han resentido la dinámica de la exportación e inversión que nos hizo crecer por más de 10 años”, puntualizó.

Según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), existen 11.5 millones de trabajadores peruanos informales y el 92% de ellos está empleado por Mypes. Estos números refieren lo mal que está nuestra política tributaria y el régimen laboral.

Reformas pendientes
Pacheco señaló que no se puede pensar en mejorar la productividad y la competitividad de las empresas si éstas se ven obligadas a competir en desventaja, con reglas de juego diferentes para las empresas formales e informales, que actúan como si estuvieran en otro país, al margen de las leyes. Se preguntó cómo se puede mejorar el bienestar de la población si 11.5 millones no tienen un marco legal laboral que los proteja.

“Es obvio que necesitamos una reforma tributaria y una reforma laboral, por más difícil que parezca. Si no las implementamos, la fuerza natural de la economía real seguirá comprimiendo a las empresas formales en una burbuja cada vez más pequeña en la que sólo sobrevivirán las empresas grandes”, mencionó.

Recordemos también que entre los años 70 y 80 del siglo pasado vivimos en una ‘economía artificial’, fruto de un intervencionismo económico de los gobiernos de entonces que nadie se atrevió a modificar, hasta que la propia crisis económica nos obligó a hacerlo en los años 90.

Del mismo modo, hoy vivimos en una ‘economía formalista’ fruto de un marco legal que no recoge los elementos de la economía real. ¿Debemos esperar caer en tasas de crecimiento inferiores al 3% para atrevernos a hacer las reformas que ya se caen de evidentes?, se preguntó.